lunes, 4 de noviembre de 2013

Cuando el alma parece llorar

Lo que muchas veces puede parecer una profunda tristeza no es más que una toma de conciencia. No necesariamente esta asociada a un dolor o a un sufrimiento sino todo lo contrario.
Es una sensación de saber que algo puede ser de una manera distinta de la que es, y que por algún motivo se que puedo intentar que así sea. Porque intuyó que vale la pena. Porque "recuerdo" hacia donde quiero ir.
Muchas veces el alma parece entristecerse pero no es por lo vivido sino por lo añorado.
No olvidemos que hemos venido a esta vida a experimentar y que la experiencia necesariamente genera un cambio en nuestra esencia. Entonces nuestra alma extraña su estado puro de armonía y paz. Aún sabiendo que cada cambio es parte de nuestra evolución.
Y cuando tomamos conciencia de que nuestra vida puede ser más hermosa, tomamos conciencia que algo estamos no haciendo para que así sea. "Porque?" "Es necesario?"
Si, lo es. Todo lo que vivimos tiene la perfecta razón de un para que. Y lo sabemos, y sabemos que sabemos. Pero somos seres de luz viviendo una experiencia humana. Y como ese primer despertar de cada mañana, cuesta. Porque queremos estar donde somos. Y queremos volver a casa. Y extrañamos.
Entonces, nuestras pequeñas lágrimas de tristeza son un reflejo por abrir los ojos, por tomar conciencia del camino que estamos recorriendo. No es dolor ni sufrimiento. Es sólo saber que todo puede ser más hermoso de lo tan hermoso que ya es.
Y es ahí que suspiramos, respiramos. Muy profundamente sentimos nuestra pertenencia. Y aparecen colores en nuestra mente, luces en nuestro corazón y una energía que nos renueva y nos protege y nos contiene. Y nos reconocemos nuevamente en lo que somos.
El camino no es duro ni difícil. El camino es una experiencia que nos conecta con nuestro ser. Sólo debemos intentar reconocernos en el.

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