viernes, 3 de mayo de 2013

Un momento puede ser eterno

Hay momentos en nuestras vidas que disfrutamos plenamente nuestra libertad. La sensación de controlar cada músculo, cada emoción, cada sentimiento, cada pensamiento, cada acción. Son momentos en los cuales sentimos estar conectados con Dios, espíritu fuente, y en un milagroso equilibrio de humildad y poder, sabernos dueños de nuestra realidad. Es cuando dejamos de ser elegidos, y pasamos a elegir. Encontramos el protagonismo que nuestra creación reclama, sabiendo que somos mucho más de lo que aparentamos ser. El poder de Dios y del Universo está en nuestro interior. Y creyendo que no sabemos cómo y porqué, dejamos que nuestro poder se exprese y se expanda. Y como consecuencia directa, nuestro entorno se transforma y dejamos de ser nosotros quienes nos adaptamos al mundo para ser la realidad que creamos la que se adapta a nuestra visión. La vida en esos mágicos momentos se transforma en un juego. Simple, hermoso, divertido. Y sentimos que conocemos las reglas y hasta aceptamos con simpatía equivocarnos en una elección. Estamos seguros que, de una u otra manera, esa equivocación nos hará evolucionar y ser mejores "yo". Y sin misterios, disfrutamos sobremanera el camino. Es en esas circunstancias cuando nuestros pensamientos positivos fluyen, y nuestra idea de ser feliz se muestra plenamente en todas sus posibles facetas. Y hasta creemos fervientemente que la felicidad eterna en nuestra realidad finita es posible. Y no nos preguntamos ni pedimos, sino que solamente agradecemos. Agradecemos, agradecemos. Esos momentos son posibles, son reales y son repetibles. Solo dependen de nuestro grado de consciencia. Somos seres benditos y protegidos. Una hermosa creación de un Ser Supremo, lo imaginemos como lo imaginemos, que en su amor incondicional nos encomendó una sola misión: ser felices. Y puso todo el Universo y su creación a nuestro alcance para que fluyamos en él. Grabemos en nuestro corazón aquellos momentos en que nos sentimos libres y plenos. Y seamos conscientes que solo depende de nosotros Vivir, y no sobrevivir. Namasté.

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