miércoles, 13 de febrero de 2013

Los opuestos que genera la mente

Es necesario estar atento a los opuestos. No siempre lo que parece ser, es.

Para ello debo intentar conocerme, escucharme y confiar en mi intuición y en los indicios y señales que me marca mi Ser Interno. Mi Ego es tan fuerte que intenta condicionar mi camino, siempre. Me convence, inclusive, que soy espiritual y que voy por el camino del amor. Pero muchas veces no es así, sino que amo desde la mente y no desde el corazón. Y el amor desde la mente esta sujeto a condicionamientos e intereses, porque pasa por el filtro del Ego. Lo que me conviene, lo que necesito, lo que debe ser... Y hasta siento que vivo en armonía.

Pero sin darme cuenta vuelvo a emitir juicios sobre los otros, sobre mi mismo, sobre las circunstancias que se me presentan. Reclamo, exijo, cuestiono. Y me doy cuenta que algo me afecta, me enoja, me desequilibra y me hace dudar, de mí, de la vida, de Dios. Y esas son las señales que se presentan ante mí y que me indican que la mente se hizo demasiado fuerte nuevamente.

Mi Ego es tan inteligente que de vez en cuando me da el placebo "de la paz y del amor" para que lo deje hacer su tarea, y seguir así guiando mi vida sin mayores obstáculos que sus propios miedos. Despues de todo, esa es su tarea.

Pero hoy siento que mi mente está a mi servicio, y no al revés. Hoy quiero pensar y actuar de la manera que Yo deseo vivir. Ya es tiempo de hacerme verdadero cargo de mi vida, con todo lo que ello pueda significar. Hoy deseo y decreto alinear mi pensamientos con el amor puro de mi Ser Interno.

Es dificil y me resulta un trabajo muy duro. Pero en aquellos momentos, minutos, segundos que lo logro siento que logro traer el Cielo a la Tierra. Y vale la pena volver a intentarlo, una y otra vez.

Hagamos el esfuerzo de estar atentos y despiertos a nuestro bienestar y paz interior, y lograremos ser felíces de manera profunda, sincera, armónica, incondicionada, y en equilibrio con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro entorno.

Un Ser de Luz no juzga, ni se juzga, ni se acostumbra a ser juzgado. Solo ama, se ama y se deja amar.