sábado, 20 de abril de 2013

Que el dolor del cuerpo no sea el dolor del Alma

Nos resulta tan difícil comprender el dolor. Nuestra mente no puede aceptar los misterios que la Vida nos presenta. Pero es imposible que podamos ser felices si atamos nuestra felicidad a las respuestas de las preguntas de nuestro Ego. Y es por ello que tenemos que buscar en nuestro interior las causas de lo que nuestra capacidad finita no puede descifrar. En nuestro Ser está la comprensión del misterio de nuestro camino. Es tan simple, aunque no fácil, como la propia experiencia de vida que atravesamos. O acaso nuestra mente infantil puede comprender los problemas del futuro? O nuestra mente adolescente puede aceptar los límites de la vida? O nuestra mente adulta convivir con los logros esquivos y las injusticias con las que, de una u otra forma, debemos convivir? O nuestra mente "ya vieja" reconocer pacíficamente el final de nuestra existencia material? La diferencia está en hacer crecer nuestra Alma. Y como nuestra Alma es parte del Todo, sea Dios, Universo, Espíritu Fuente, Amor Incondicional..., ella conoce lo que verdaderamente "Es". La forma de hacer crecer nuestra Alma es ser conscientes de lo que somos. Es darle su lugar a nuestra esencia. Es aceptar que somos Seres de Luz atravesando una experiencia humana. Y dejarnos conducir por nuestro guía interior, que no es mas que nuestra conciencia, nuestro corazón, nuestra intuición, nuestro amor puro, nuestras mejores intenciones, nuestros mejores deseos, nuestra generosidad, nuestra gratitud, nuestras ganas de seguir, nuestro amor por la vida, nuestro perdón, nuestra humildad, nuestra sana sabiduría, nuestra compasión, nuestra confianza. No podemos vivir la vida de otro. Ni podemos extirpar el dolor de otro. Pero si podemos ser presencia viva del espíritu de amor de Dios Padre Madre Creador del Universo y de nuestra Vida. Acompañemos a los que sufren con la compasión del que se siente uno con el prójimo, y aprendamos de su dolor para ser agradecidos, humildes y generosos. Namasté.